El Jazz y sus protagonistas: Django Reinhardt por Luis Pranzetti

Jean Baptiste “Django” Reinhardt nació en Bélgica, en una villa llamada Liverchies, cerca del límite con Francia, el 23 de Enero de 1910.
Pertenecía a una familia de gitanos manouches y su hogar fue una carreta. Esta tribu de gitanos se desplazaba de un lugar a otro formando una larga caravana, llegando en ocasiones hasta París.


La música estuvo presente en Django desde muy niño, ya que casi todos los integrantes de su familia tocaban algún instrumento, además de cantar y bailar. Su padre ejecutaba violín y guitarra, además de dedicarse a repararlos. Después de practicar un poco el violín, se entusiasmó con una vieja guitarra y cuando cumplió doce años, un amigo le regaló un banjo, con el que pasaba largas horas practicando.Esto le abrió el camino que habría de llevarlo de manera intensa y definitiva a la guitarra.
Transcurridas algunas semanas de haber comenzado su práctica y habiendo adquirido gran destreza comenzó a tocar por distintos lugares de París. Primero acompañando a su padre, luego a varios cantantes que amenizaban las noches en los boliches de la ciudad.
Poco a poco se fue emancipando y estuvo algún tiempo vagabundeando por Montmartre, sorprendiendo con su arte a cuantos lo escuchaban.

Django no tenía formación académica y tampoco podía leer una partitura, pero era dueño de una musicalidad impresionante y contaba con un oído excepcional.

Corría el año 1928 y ya grababa sus primeros discos acompañando a los cantantes, por entonces de moda.
El 2 de Noviembre de ese mismo año ocurrió algo que cambiaría dramáticamente su vida. Era de madrugada cuando llegaba a su carro para descansar, allí lo esperaba su mujer ( se había casado el año anterior ). Apenas entró al vagón escuchó un ruido, encendió una lámpara y en un descuido tropezó y ésta cayó sobre un montón de flores artificiales, que su mujer había preparado para venderlas en el cementerio, en ocasión del Día de los Muertos. Las flores de plástico comenzaron a arder tán rápidamente, que pronto el fuego se extendió tomando todo el carro. Django y su mujer abandonaron el lugar envueltos en llamas. El fuego afectó gravemente una pierna y la mano izquierda del genial guitarrista. A pesar de los esfuerzos de los médicos, su mano izquierda quedó mutilada, sus dedos anular y meñique quedaron inservibles, pegados y encogidos.
Pudo recuperar el movimiento de sus dedos índice y medio, sólo después de incontables ejercicios de rehabilitación que hizo con gran tenacidad durante más de un año.
Django, que a los diecisiete años asombraba con su virtuosismo a cuantos lo escuchaban, tenía que empezar de nuevo. Tuvo que inventarse otra técnica en función de su ” nueva mano”.
Poco a poco fue recuperando su anterior destreza y maestría.
Solía pasar bastante tiempo escuchando música de jazz a través de grabaciones que le acercaban algunos amigos, emocionándose con Louis Armstrong y Duke Ellington.
En el año 1931, encontrándose en Montparnasse, se dirigió a un famoso local llamado “La Croix du Sud”, donde conoció y escuchó por primera vez al gran violinista Stephane Grappelly, que en esta ocasión ejecutaba el piano.

En el año 1933 se formó el célebre “Quinteto del Hot Club de Francia” y Django sería el gran protagonista junto a Grappelly, de esa formidable creación artístico-musical.
El Hot Club de Francia había nacido en París en 1932 de la mano del crítico Hughes Panassié ( 1912-1974 ), que tenía ideas propias sobre lo que era el verdadero jazz. Fué director de la revista Jazz Hot entre 1935 y 1939. El “Quinteto del Hot Club de Francia” se fue haciendo famoso en todas partes, inaugurando una nueva forma de tocar jazz. Particularmente, el estilo de Django, fue considerado por los estudiosos de entonces como una gran contribución al Jazz, que no debía nada a ninguna cultura americana o afroamericana.

El guitarrista Django Reinhardt fue el primer europeo que aportó al jazz algo propio y diferente.
Reinhardt y Grappelly se alternaban en la dirección del Quinteto que originalmente formó así: Stephane Grappelly en violín, Django Reinhardt en guitarra solista, su hermano Joseph Reinhardt y Roger Chaput en guitarras rítmicas y Louis Vola en contrabajo.

Creo oportuno describir ciertos rasgos de la personalidad de Reinhardt y algunos de sus hábitos, lo que nos permitirá, de algún modo acercarnos más a este ser tan fascinante.
Django amaba la naturaleza y gustaba de salir a pescar, permaneciendo largas horas contemplando el paisaje que lo rodeaba. Por otra parte era una persona muy desconfiada, sintiendo adversión por los médicos, siendo Grappelly, quién tenía que convencerlo para que hiciera una consulta.

También tenía sus excentricidades: cuentan que una vez se compró zapatos rojos para usar con su smoking negro porque le gustó la combinación.
Quienes lo conocieron coinciden en que era impredecible, impuntual y muchas de sus conductas infantiles.

Recordemos que además de un guitarrista virtuoso como pocos – para muchos el más grande en la historia de la música de jazz en guitarra-, Django fue un inspirado compositor. Entre sus obras más destacadas figuran: “Nubes”, ” Daphne” y ” Minor swing”.
En el año 1939, al viajar Grappelly a Londres, Django tuvo que reorganizar el Quinteto, siendo reemplazado el violín por el clarinete de Hubert Rostaing.
El director de orquesta y compositor Duke Ellington que había conocido a Reinhardt en unas de sus giras por Europa y que admiraba su música, lo invitó a visitar EE.UU., y se ocupó de organizarle conciertos en varias ciudades. Así fue que en Noviembre de 1946, Reinhardt se embarcó rumbo a Nueva York.
Su actuación en el Carnegie Hall se vió opacada por un sinnúmero de contratiempos. Django había viajado a New York sin su guitarra, pués pensó que allí tendría a su disposición varias, iguales o mejores que la suya. Pero no fue así. Habiendo llegado la hora de su actuación, Django no apareció.
El público comenzó a impacientarse y Duke se aprestó a anunciar la suspensión del concierto. Luego se supo que el chofer del taxi que lo llevó al teatro, confundido se dirigió hacia la zona opuesta de la ciudad.
Finalmente, a pesar de los inconvenientes Reinhardt realizó su concierto en el Carnegie Hall. Pero no le fue muy bien. Tuvo que usar una guitarra eléctrica y a pesar de haber impactado al público con su virtuosismo, decepcionó a los críticos, que tenían grabados en sus oídos el sonido original de Reinhardt con su guitarra acústica, y el “Quinteto del Hot Club de Francia”.
Después de esa experiencia, el desánimo y la tristeza se adueñaron del gran guitarrista. Ya de nuevo en Francia, se lo podía ver por las calles del pequeño pueblo de Samois solitario y ensimismado, pensando que había fracasado en EE.UU.
Llegó a pensar que dejaría de tocar. Pasaba largas horas pescando.
Los que le conocieron opinan que pudo haber haber sido una mojadura mientras pescaba lo que afectó su salud.
Un día sintiéndose congestionado y con fuertes dolores de cabeza se metió en la cama. Ante la preocupación de su mujer, dijo que se sentía muy mal y que no volvería a tocar. Su esposa alarmada llamó a un médico, pero ya era tarde. Sintiéndose mejor Django logró incorporarse y caminar. Dio unos pocos pasos y se desplomó. Era el 15 de Mayo de 1953.
Gran cantidad de personas de todas partes del mundo, visitan año tras año su tumba, en el pequeño cementerio de Samois a orillas del Sena.

Luis Pranzetti